A menudo me ha llamado la atención la cantidad de veces que aparece el diablo asociado al violín. Paradójicamente, puesto que es un instrumento de sonido celestial (cuando se toca bien). Por alguna razón desde antiguo se ha imaginado a Luzbel como un violinista condenadamente bueno. En algunos lugares he leído que la relación del violín con Satán tiene un origen puritano, por cuanto un músico en la antigüedad implicaba fiesta, diversión, ocio, es decir, todo lo contrario al trabajo, la austeridad y la abstinencia que tanto preconizaba la Iglesia.

«Aunque el diablo toca todos los instrumentos igual de bien, parece que prefiere el violín. En la Edad Media pensaban que poseía un violín con el que podía empujar a ciudades enteras… a bailar».

Creo que, no sólo el violín, sino la música popular en general (en algunos países integristas esto aún es así), estuvo acusada de pecaminosa desde aquellas épocas antiguas en las que la Iglesia desconfiaba de todo aquello que fuera alegría y diversión.

Desde entonces, y sobre todo desde la popularización del mito de Fausto y su trato con Mefistófeles, son bastantes las relaciones que Belcebú ha establecido con músicos portentosos.

Pero además, hay varias historias que unen violines y diablos, y voy a recopilar algunas de las que he encontrado.


Robert Johnson

RobertJohsonComo ya he dicho, existen varios casos de intérpretes tan prodigiosos que se crearon la leyenda de que hicieron un trato con el diablo para conseguir su virtuosismo, tan inhumano parecía su talento. El primer caso del que oí hablar fue del guitarrista y cantante de blues Robert Johnson. Esta historia no es de ningún violinista, pero hay una razón que lo relaciona, que veréis en el vídeo final.

La historia dice que Johnson era un guitarrista mediano que en muy poco tiempo y de forma inexplicable alcanzó una técnica portentosa y revolucionó la música de blues. El guitarrista se habría encontrado en un cruce de caminos con Satán, con quien trocó su alma por la gloria inmortal. El diablo cobró pronto su precio: Johnson murió a los 27 años, después de una vida frenética de música, juergas y mujeres, casadas o no.

Aunque en este vídeo no tenemos ningún violín no he podido dejar de incluirlo por lo siguiente: se trata de un fragmento de la película Crossroads, que por cierto me encanta, aunque vaya dirigida al público adolescente. El argumento de Crossroads está inspirado en la leyenda de Robert Johnson y narra la búsqueda del auténtico blues por parte del protagonista, y su encuentro diabólico en un cruce de caminos. La famosa escena final la constituye un duelo de guitarras en el que se juega su alma, entre el protagonista y un diabólico guitarrista (interpretado por Steve Vai). Lo llamativo de la historia es (spoiler) que el protagonista logra vencer en el duelo interpretando el capricho número 5 de Paganini, quien también tocaba la guitarra.


Nicolo Paganini

Nicolo PaganiniDe igual manera se pueden leer leyendas acerca de Nicolo Paganini, un icono legendario del arte del violín, de quien la gente no se explicaba cómo podía tocar de esa manera novedosa y espectacular. Supuestamente el demonio se apareció a su madre en un sueño y le dijo que su hijo iba a ser un famoso violinista. A partir de entonces su padre le habría puesto a practicar hasta 10 horas diarias. Otra leyenda, más verosímil, afirma que en cierta ocasión Paganini rompió 3 cuerdas de su violín y siguió tocando con la misma velocidad y precisión en una sola cuerda.

Era tan extraordinaria su habilidad con el violín, y conocido el rumor sobre el sueño de su madre, nació la leyenda de que su prodigioso talento lo había alcanzado por medios no naturales. En cierta ocasión habría matado a un rival, siendo condenado por ello a presidio y allí habría vendido su alma al diablo a cambio de conseguir estas dotes antinaturales.

Paganini era feo, pálido, casi cadavérico, con nariz prominente y cabeza desproporcionada (vaya, ahora veo que en bastantes cosas me parezco a él, lástima que en el talento no). También poseía muchos vicios y una conducta poco ejemplar que le acarreó la sífilis y un tratamiento con mercurio que lo deterioró aún más, desdentándolo y agrisando su piel. Además, contrajo el síndrome de Ehlers-Danlos caracterizado por producir laxitud e hipermovilidad articular, con mayor capacidad de estiramiento, características que poseía Paganini y le permitían tocar sin esfuerzo intervalos de décima.

Había quien pensaba que las cuerdas de su violín las extraía de tripas de mujeres a las que asesinaba. La fama de endemoniado persiguió a Paganini hasta la muerte, pues el obispo de Niza le negó sepultura eclesiástica, al haber rechazado la extremaunción antes de su fallecimiento, aduciendo que aun no había llegado su hora.

Otra anécdota que circula por internet: Paganini se encontraba tocando en uno de sus míticos conciertos, solo en el escenario,  y entre el público había un hombre ciego, quien se inclinó hacia su vecino y  mantuvo el siguiente diálogo: «¿Quién es el flautista que toca con Paganini?», «Pues nadie -contestó el hombre- Paganini está sólo en el escenario». «No puede ser, escuche bien, hay una flauta allí» «Le aseguro que no es así. Le repito que Paganini se encuentra sólo en el escenario» Ante estas palabras el ciego se levantó y se dirigió hacia la salida del teatro, al salir se lo escuchó decir: «Ése no es un hombre, es el diablo».

Esta es una de sus composiciones, el capricho número 13, apodado «Devil’s Laugh» o «la risa del diablo», en seguida veréis por qué.

¿Queréis saber más sobre Paganini y sus patologías?

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Devil’s Dream

De nuevo un tema que une sueños, demonios y violines. Este es un muy antiguo reel de orígenes inciertos, posiblemente de principios del XIX de la zona de Nueva Inglaterra, interpretada infinidad de veces puesto que en realidad no es demasiado difícil, se puede tocar en primera posición casi todo el tiempo sobre dos cuerdas, pero cuya gracia es ir a toda pastilla, o bien empezar despacio e ir acelerando poco a poco hasta la locura. La versión que os dejo es del gran fiddler canadiense Jean Carignan y, ciertamente, hace honor a su nombre porque su forma de tocar me parece verdaderamente diabólica, parece como poseído, incluye pizzicatos de mano izquierda y otras técnicas virtuosísticas. Escuchad y sujetaos la mandíbula.

Esta sería una versión básica del tema:

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The Devil went down to Georgia

He aquí un tema que narra otro duelo de violines entre el diablo y el intérprete. Parece que el diablo no hace otra cosa que jugarse el alma de la gente.

El diablo llegó un día a Georgia, buscando un alma que robar
estaba en aprietos porque no la encontraba, así que estaba dispuesto a hacer un trato.
cuando vio llegar a través de la sierra a ese joven tocando su violín con pasión.

 

El diablo saltó sobre el tronco de un nogal y dijo: «eh, chico, déjame decirte algo:
apuesto a que no lo sabías, pero yo también toco el violín
y si no te importa haré una apuesta contigo
ahora tocas el violín muy bien, chico, pero sé justo con este diablo.
te apostaré un violín de oro contra tu alma
creo que soy mejor que tú 

El chico le dijo, «mi nombre es Johnny y podría ser un pecado,
pero aceptaré tu apuesta, y lo vas a lamentar
soy el mejor de todos.»

Johnny, frota tu arco y toca duro ese violín,
pues se ha desatado el infierno en Georgia y el diablo reparte las cartas
si ganas obtendrás ese brillante violín de oro,
pero si pierdes, el demonio tomará tu alma 

El diablo abrió el estuche y dijo: «que empiece el show»
Le salía fuego de las yemas de sus dedos mientras frotaba su arco
posó el arco sobre las cuerdas e hizo un chirrido endiablado
Y una banda de demonios se unieron y aquello sonó más o menos así:

Cuando el diablo acabó, Johnny dijo, «muy bien viejo, eres bastante bueno
pero siéntate en esa silla, y deja que te enseñe cómo se hace»

¡Fuego en la montaña! ¡corred, chicos, corred! el diablo está en la casa del sol naciente el pollo en la panadera comiendo el migajón ¿abuela, te mordió el perro? no, niño, noEl diablo inclinó la cabeza pues supo que había sido aplastado

y puso el violín de oro en el piso a los pies de Johnny
Johnny dijo: «diablo, regresa si alguna vez quieres volver a intentarlo
pues ya te lo dije una vez, hijo de puta, que soy el mejor todos!»

¡Fuego en la montaña! ¡corred chicos corred!
el diablo está en la casa del sol naciente
el pollo en la panadera comiendo el migajón
¿abuela te mordió el perro? no, niño, no

 

Si os ha gustado y queréis probar, aquí os dejo una transcripción.

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Tartini y el trino del Diablo

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Siempre me ha fascinado esta historia, seguramente porque la relaciono con el origen de mi pasión por el violín, que empezó también en un sueño, en el que afortunadamente no aparece ningún demonio. Yo no recordé nada de lo que toqué aquella noche, pero sí recuerdo que, como le sucedió a Tartini, era una de las melodías más bellas que he escuchado jamás ¡y la estaba tocando yo!

Lo asombroso de esta historia, aparte de que es cierta, es que Tartini consiguió transcribir solo una pequeña parte de lo que soñó, y aun así es una maravillosa pieza ¿qué talentos esconde nuestro subconsciente que a menudo realiza tareas que jamás lograríamos despiertos?

“Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente.

Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica.

Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano.

La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo «La sonata del Diablo», pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre….”

 

Para los más valientes:

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