Joshua Bell

Este no soy yo, es Sir Joshua Bell

Pues sí, hacía tiempo que me rondaba la idea por la cabeza y al final me decidí a experimentarlo, he ido a tocar al Metro. En el Metro de Madrid se puede tocar libremente en los pasillos (no en vagones ni estaciones), siempre que no molestes ni dificultes el tránsito.

EDITADO: a partir de Noviembre-2013 ya no se puede tocar libremente en lugares públicos de Madrid. Es necesario conseguir una licencia y pasar un examen para ello.

¿Por qué lo hice? pensé que sería un buen ejercicio para ir venciendo el miedo escénico, para tocar frente a desconocidos que no suelen tener demasiado interés en la música y no tienen porqué mostrar «compasión» ante mi forma de interpretar. De hecho, en realidad no suelen mostrar nada ante ningún músico callejero, casi siempre indiferencia o leve curiosidad.

Antes que nada he de decir que en cuanto a resultados materiales (dinero vamos) fue un fracaso absoluto y concluyente. Estuve más o menos el mismo tiempo que el señor Bell y sólo obtuve en total 1€ (2 aportaciones de 50 céntimos cada una). Sin embargo no estoy demasiado afectado por una razón: como saben todos los músicos que actúan en el metro, el factor más importante a la hora de conseguir ingresos no es el talento, la pericia, o los temas que se elijan: es la ubicación. Por eso hay a menudo conflictos a la hora de conseguir los mejores lugares. Yo estuve dudando, cuando vi que el que tenía pensado estaba ocupado, entre un par de rincones que parecían tranquilos, pero al final, harto de deambular por los pasillos, y temiendo usurpar su sitio valioso a algún otro músico callejero, escogí un tercero en la estación de Sainz de Baranda que fue un error definitivo. Como me percaté más tarde, por ese lugar sólo pasaban pasajeros que iban de una línea a otra en un solo sentido, y sólo me veían cuando terminaban de subir unas escaleras, frente a las cuales aparecía yo de improviso, con lo cual no les daba tiempo a pensar en rascarse los bolsillos. O al menos esa es la explicación que me digo a mí mismo para no pensar que tal vez es que tocaba fatal…

Y es que decidir recompensar a un músico callejero requiere cierto tiempo de meditación mientras vas escuchando su interpretación, tiempo del que carecían las personas que se encontraban conmigo de sopetón. Sólo tenía un par de cosas buenas: poco ruido ambiental y una máquina de refrescos al lado. Gracias a esa máquina, y a las personas que se pararon a comprar un refresco y decidieron dejarme algo de su cambio, conseguí un par de aportaciones. Aportaciones de turistas extranjeros en ambos casos, circunstancia que me hizo dudar un poco de la generosidad de mis compatriotas, y pensar tal vez es que las cosas por aquí están muy mal.

Hace tiempo Joshua Bell también realizó el experimento por iniciativa del Washington Post. Tocó durante 45 minutos aproximadamente, sólo fue reconocido por una mujer que no daba crédito a sus ojos (y oídos), y obtuvo unos 10$.

Si domináis el inglés no os perdáis el artículo que narra la experiencia;

De igual modo, Ara Malikian también estuvo 35 minutos en el metro en los que obtuvo 5,35€. Desde luego yo me habría dado con un canto en los dientes.

Como no soy un virtuoso, y un violín sin acompañamiento puede ser poco atractivo si no se toca muy bien, me pertreché con equipo para poder tener acompañamiento. Si alguna vez decidís tocar en el metro o en la calle, os lo recomiendo, llena mucho más y podéis tocar un mayor repertorio.

Esto es lo que llevaba en la mochila:

pick up violin-Pastilla Shadow sh941: 90€. En algunos casos puede ser útil enchufarte.

trípode quechua

– Taburete trípode de acero Quechua (del Decathlon): 7€. Plegable y ligero. Imprescindible para mí (mi atril está roto y no sube) o si vais a estar mucho tiempo tocando, aunque llamarás más la atención si estás de pie. Si pesáis mucho se terminará rompiendo.

– Atril: no recuerdo bien pero creo que eran unos 8€. Si es con funda mejor.

– Reproductor MP3 con los fondos de acompañamiento: de esos hay tantos que mejor no pongo precio.

Line6 Mi8cro Spider 001

– Amplificador Micro Spider, de Line 6: 90€ (en El Corte Inglés lo venden a 130€, vaya robo).

– 6 pilas medianas de larga duración (Duracell): 12€. Mi primera idea era comprar pilas recargables y un cargador, pero después de ver lo que costaba todo (un despropósito absoluto) no lo recomiendo a menos que se vaya a usar muchíiiiiisimo tiempo; hay que usarlo cientos de horas para que algo así pueda salir rentable. De hecho para el tiempo que estuve hubiera valido cualquier marca de los chinos, mucho más baratas.

– Mochila. Para guardar todo lo anterior. Una mochila que conseguí gratis de una promoción. No me extraña que se esté descosiendo.

Si estáis pensando que es un montón de dinero gastado para un músico callejero estáis en lo cierto. Afortunadamente  yo ya lo tenía todo (salvo las pilas) así que no fue para tanto. Aun así, ya sólo con lo que cuesta el billete de metro ya tuve pérdidas :(

En conclusión, cualquier experiencia de este tipo siempre es buena, vaya bien o mal, nos ayuda a mejorar nuestra actitud a la hora de tocar. Pero lo cierto es que realmente el ambiente no es muy motivador que digamos. Cuando pasa el grupo de gente que va de una línea a otra, te quedas solo, tocando para nadie, te preguntas si merece la pena terminar la pieza o parar y esperar a que vuelva a llegar la gente. Yo me lo tomé un poco como una hora de práctica así que seguía tocando todo el rato sin apenas parar.

Otro momento algo penoso es cuando terminas la pieza y no hay ninguna reacción. La gente sigue pasando como si nada, no es que esperara que hubiera aplausos, me hicieran corro  o algo así, pero no deja de ser triste haberte esforzado en algo, pensar que te había quedado una interpretación emotiva y ver que no hay ninguna reacción.

¿Volveré a hacerlo? Tal vez, aunque me costará cargarme de voluntad. Tal vez pruebe tocando en un lugar más adecuado, o tal vez al aire libre en un ambiente menos opresivo.

¿Que si lo recomiendo? Ni sí ni no. Cada cual verá si le apetece la experiencia. Lo que sí me gustaría la próxima vez es tocar acompañado de otro músico, para tocar más motivado.

Siento no tener ninguna fotografía o vídeo, pero estaba solo y no me atreví a pedir que me hicieran fotos ¡en la próxima!

Saludos a Roberto, un violinista que toca en la estación de Príncipe de Vergara con el que a veces me cruzo, y con el que hablé una vez de cómo solucionar los problemas de espalda al tocar muchas horas.

¡Espero que mi artículo sobre estiramientos te haya ayudado!