Es abrumadora la ubicuidad de la música de J.S.Bach «el Padre de la Música» en la acervo musical en todo el mundo. Podemos encontrar sus piezas adaptadas por músicos de cualquier país, a cualquier estilo, con mayor o menor rigor y respeto.

Es habitual su aparición entre las interpretaciones de músicos de jazz, quienes disfrutan manipulando los materiales de sus composiciones para ampliar sus posibilidades, tanto armónicas como rítmicas, hasta el infinito. Pero vaya, ya sabemos que los jazzmen disfrutan  como niños que desarman juguetes para ver cómo están hechos y vuelven a montarlos siguiendo sus gustos y su inspiración.

Pero además del «Genio de Eisenach» se pueden escuchar adaptaciones a todo tipo de músicas: desde los ritmos africanos en «Bach to Africa» al techno, pasando por el manouche, el flamenco, el metal, o cualquier otro estilo que se te pueda ocurrir.

Tanto se ha abusado de la fórmula que, cuando encuentro algún otro experimento de este tipo suelo motrarme preventivamente escéptico, porque la fusión puede tener interés algunas veces, pero cuando ya se convierte en un cliché basado en mezclar ingredientes sin ton ni son deja de ser un experimento interesante para convertirse en un tópico, o una broma con poca gracia.

Pero no es el caso con la pieza que os he traído. Esta versión «folclorizada» de una Bourré de Bach es una delicia lo mires por donde lo mires. El Lodestar Trío, una interesantísima combinación de instrumentos con Max Baillie al violín, Olav Luksengård Mjelva al Hardanger noruego y Erik Rydvall a la Nyckelharpa sueca, conectan a la perfección, cada uno con el timbre propio de su instrumento, el espíritu barroco y la música de raíces.

Y es que no en balde las piezas de las partitas de Bach son en el fondo danzas populares, ritmos concebidos en su nacimiento para el baile, cada una con su propia estructura y características, y por eso podemos naturalmente volver a transportarlas a su origen primero.

El Lodestar Trío, con su experimentado bagaje con el folk nórdico, vuelven a llevar a nuestro querido Bach, desde las alturas burguesas del barroco, a los dominios de la música del pueblo. Con nuevos ritmos más urgentes y juguetones, y con constantes improvisaciones (como el propio Bach hacía) refrescan con muy buen gusto unas piezas mil veces interpretadas.

Por lo demás, el resto del disco «Bach to Folk» sigue esas pautas con más piezas de Bach y otros músicos barrocos (Lully, Couperin…) además de canciones escandinavas y composiciones propias la ocasión. Y nos recuerdan una vez más que, aunque la música folk escandinava no sea tan popular como otras emparentadas con ella como la irlandesa o la nortemericana, es un mundo muy rico que merece la pena explorar. 

Abajo os dejo de nuevo la interpretación de la Bourre por el Lodestar Trío y una versión del gran Leonidas Kavakos: