A veces se nos olvida pero, con un arco de calidad en nuestras manos, las diferencias que dormían olvidadas bajo la costumbre de cientos de horas de práctica con nuestro viejo arco se hacen más presentes que nunca. Las diferencias antes inapreciables se vuelven tangibles, no sólo para el violinista avezado sino también para aquel con un par de años de experiencia.

Un buen arco cambia radicalmente el sonido de tu violín, pudiendo completar alguna carencia y haciéndolo más rico y lleno en todos sus matices. Un buen arco será amable con el músico y hará fácil su trabajo a la hora de ejecutar las distintos golpes y arcadas, así como la sucesión y alternancia de los mismos. Un arco bueno y equilibrado nos hará mas fuertes e incansables, más constantes al disminuir el cansancio en las largas sesiones de estudio.

Como Deviolines cuenta ya con otro completísimo artículo que versa sobre arcos (y que recomiendo encarecidamente que leáis antes de seguir), yo voy a traer otros aspectos menos tratados.

Cómo probar los arcos

Nuestro objetivo es “sistematizar” para poder seleccionar y evaluar los arcos. Quizás tardemos más en leer este artículo que en hacer una primera criba de un grupo de arcos que probemos a conciencia, así que tendremos que estar atentos y despiertos, con nuestra sensibilidad en alerta y no daremos puntada sin hilo cuando vayamos a elegirlo.

El contexto.

Quizás sea lo más complicado, pero lo primero que tenemos que evaluar es nuestro estado de ánimo y el entorno de la prueba.

Al comprar un arco debemos ser conscientes de que nuestra elección puede ser determinante en los próximos años de nuestra vida como músicos. Por eso debemos procurar tener un ánimo equilibrado cuando tomemos decisiones.

Un exceso de optimismo que nos empuje al cambio, porque un arco es estéticamente y visualmente bonito, o porque su precio o marca sean atractivos, puede hacer que escojamos uno que, pasados los primeros días de idilio, empiece a mostrar inconvenientes. Por el contrario, un exceso de negatividad puede hacer que descartemos opciones que en otras circunstancias hubieran sido buenos candidatos. Por eso, en busca de la objetividad, un buen consejo es aplazar hasta el día siguiente, tras una segunda prueba, la decisión final, minimizando la posibilidad de que hayamos elegido demasiado empujados por la euforia. Abrir la mente y estar serenos es prioritario.

Otra cosa a evitar es el cansancio y el hartazgo, así como la impaciencia e incomodidad, que a veces pueden provocar algunos vendedores con ganas (o falta de ellas) de cerrar la venta. Tomar decisiones “por descarte” o por “zanjar la cuestión” nunca ha sido lo ideal y quizás mejor volver a aplazar la elección para otro día en que las condiciones sean más propicias.

Dónde comprar.

La elección del comercio es importante, pues un personal especializado en cuerda frotada será mas sensible a nuestras necesidades y atenderá con mayor diligencia nuestras demandas. No en cualquier tienda te dejan probar los arcos… te los muestran metidos en sus plásticos protectores y sería absurdo pedir ponerles resina así que, si en tu zona no hay comercios especializados, puedes preguntar a los luthiers de tu zona si dan ese servicio. En caso negativo la cosa se complica y encarece, pues solo para casos muy concretos viajar para probar arcos es una posibilidad. Sin embargo, en una ciudad grande no tendremos tantos problemas.

Nunca compres un arco de cierta entidad sin probarlo. Del mismo modo, intenta probar más de un solo ejemplar del mismo modelo (aunque en ocasiones los comercios no hacen stock mas que de unidades sueltas de modelos concretos), pues es difícil que dos arcos sean exactamente iguales.

A tener en cuenta.

Puestos a probar arcos ¿qué debes saber? básicamente debes conocer tipos de arcos, materiales en qué se construyen y trazar unas lineas de actuación para que la elección sea satisfactoria o, al menos, la más adecuada a tus gustos, forma de tocar y presupuesto.

Insistimos en que, antes de elegir el arco, hay que elegir el comercio que permita hacer nuestras pruebas en un ambiente cómodo y sin premuras, y que nuestra elección la realizaremos tras una evaluación consciente y motivada de parámetros “tanto objetivos como subjetivos” (gustos y sensaciones también influyen) pero nunca por descarte o hastío.

Clasificación de arcos

Ya estamos en disposición de probar nuestros arcos. A veces la elección de un arco se hace dificil por la amplitud de la oferta, otras veces por la escasez. En el primer caso acotaremos la nuestra solicitando que nos muestren arcos de un rango de precios determinado. De nada sirve probar arcos que no se ajustan al presupuesto o a nuestras pretensiones de calidad.

Arco Tourte

Un antiguo arco del arquetero F.X.Tourte, el mas valioso del mundo. Fuente: http://tarisio.com

Podemos fijar estos rangos orientativos:

 
  • Arcos para principiantes
  Menos de 200
  • Arcos para buenos aficionados
  Entre 200 y 500
  • Arcos para violinistas avanzados
  Entre 500 y 1.000
  • Arcos para profesionales
  Entre 1.000 y 2.500
  • Master pieces
  Mas de 2.500

Ni que decir tiene que podemos encontrar arcos dignos de profesionales, por calidad y prestaciones, dentro del rango de violinistas avanzados, del mismo modo que podemos encontrar arcos adecuados a violinistas avanzados en el de los buenos aficionados, pero sirva este patrón como punto de partida antes de tomar contacto con la oferta disponible en los comercios de tu zona.

Presupuesto.

Imaginemos que tenemos para gastar hasta 850€, pero que nuestro presupuesto ideal gira más en torno a los 600€ y solo alcanzaríamos la cifra de 850€ en caso de encontrar una “rara avis”que lo mereciera o que no nos gustase ninguno por debajo de esa cifra. De este modo acotamos bastante nuestra búsqueda, ya que fijamos los 600€ como centro de nuestro rango, bajando hasta 450€ o subiendo hasta 750€, manteniéndonos firmes en nuestro presupuesto ideal. La decisión objetiva prima en este caso sobre la subjetiva y ante pequeñas diferencias, sutilezas estéticas, compraríamos antes uno de 500€ o 600€ que otro de 700€ u 800€. Esto, que parece una obviedad, no lo es tanto cuando nuestro estado de ánimo nos empuja a comprar “el más bonito”: la estética no debe alejarnos de nuestras premisas iniciales.

Formas y materiales.

Madera de pernambuco

Madera pernambuco, la más apreciada para arcos tradicionales.

Otra forma de acotar la búsqueda es elegir materiales. De ese modo si sabemos que no nos interesa un arco de fibra de carbono, o de madera de Brasil o uno que no tenga la nuez de ébano, los descartaremos desde el principio. Si nos gusta la geometría octogonal en la vara o si por el contrario buscamos un arco con perfil circular también acota nuestra búsqueda.

Ir sin ninguna idea preconcebida también es una opción, pero amplia el numero de arcos a probar, por lo que tendríamos que idear alguna prueba rápida que nos permitiera centrarnos en los modelos de nuestras preferencias sin tener que evaluar todos y cada uno de los ejemplares de forma concienzuda, de lo contrario sería interminable.

Otros factores.

Imaginemos que, pese a nuestras premisas, tenemos aún demasiados arcos por probar. Vamos a descartar arcos de la manera tradicional. Su peso, su equilibrio, su dureza, su aspecto y su estado de conservacion/presentación.

Aspecto.

El aspecto y el estado de conservación son indicativos de calidad. Aunque todos los arcos parezcan impolutos, si miramos con detenimiento podemos casi determinar su calidad por sus acabados. El talón que no está pulido, manchas y gotas de barniz en las superficies blancas de los refuerzos, irregularidades, porosidades, zonas mates a lo largo de la vara, capas excesivamente gruesas en algunas zonas del fuste etc.

Al girar el tornillo el movimiento debe ser agradable, fluido, sin tirones, saltos ni excentricidades. Si observamos algo de esto lo descartaremos inmediatamente, si no el modelo la unidad.

La vara debe ser “longitudinalmente” recta tanto con las crines sueltas como en tensión. Para comprobarlo lo apoyamos sobre una superficie recta, una mesa o similar, y punta y nuez tienen que quedar en el mismo plano mientras toda la longitud del arco apoya en la mesa. Tambien acercamos el arco a nuestros ojos y miramos si la vara se desvía a derecha o izquierda o si notamos tendencia de giro de la misma. Esto debe cumplirse a rajatabla.

La curva del arco debe ser armoniosa en toda su extensión, tanto con las crines sueltas como en tensión. Si detectamos alguna irregularidad, bulto o deformación, o si vemos que la curva no es progresiva a lo largo de toda la longitud de la vara, será descartado. La dureza del arco también la evaluamos antes de vista que de tacto. Observamos su curva y cómo se comporta cuando tensamos crines. Serán demasiado blandos cuando, para tomar tensión las crines, necesitamos rectificar casi por completo la curva o cuando alcanzamos el final del recorrido del tornillo y aún notamos crines sueltas.

Crines.

Debemos fijarnos en que, al tensarlas, todas las crines lo hagan de forma homogénea y no haya grupos que permanezcan más sueltas cuando el resto ya están aparentemente tensas. Esto no tiene nada que ver con que haya algunas crines sueltas, rotas o veamos algún resto de crines eliminadas, ya que es habitual y no son indicativas de nada que nos deba alertar.

Peso y equilibrio.

arco de fibra de carbono

Un moderno arco de fibra de carbono

Con respecto al peso y el equilibrio, es mas difícil descartar alguno solo por la sensación de tenerlo en la mano. Según autores el peso de un arco puede oscilar entre unos limites superiores e inferiores, pero no creo que nadie lleve a la prueba una balanza de precisión así que tal y como me decía mi maestro “medir es comparar” para lo que sacaremos nuestro viejo arco, que será nuestro “patrón” para la elección de un nuevo arco. Agruparemos los arcos en dos grupos: los que pesan más y los que pesen menos que el nuestro. Así, si tenemos claro que necesitamos un arco mas pesado, (a veces confundimos peso con equilibrio así que las ideas preconcebidas en este aspecto las pondremos en cuarentena) podremos descartar aquellos cuyo peso o equilibrio los hagan resultar mas ligeros que el nuestro. El único problema es que, si partimos de que nuestro arco es muy ligero o muy pesado, encontraremos muchos candidatos en un grupo y muy pocos en otro y poca discriminación podremos hacer.

Una vez agrupados los tomaremos para calibrar su equilibrio y los ordenaremos de menos a más pesados en la punta… de modo que al probarlos mas tarde podamos casi descartar de un plumazo todos los que, a partir de un punto en el que el peso del arco nos parezca excesivo, o por el contrario nos resulte impreciso por falta de peso. Para constatar su equilibrio haremos colgar el arco entre nuestros dedos medio y pulgar para, una vez hagamos sobre él la presa tradicional, elevarlo girando la punta poco a poco hasta hacer un ángulo de 45º sobre la horizontal. Así evaluaremos si el arco tiene tendencia al giro lateral, es decir si vuelca hacia el dedo indice o hacia el pulgar. No suele ocurrir pero si fuera así debemos descartarlo de inmediato tras repetir varias veces la prueba.

Para el equilibrio longitudinal tenemos tres métodos:

  1. Uno es a base de sacudidas de forma que sopesemos la inercia a la hora de frenar el giro del arco.
  2. Otro es buscando el punto de equilibrio a partir de la nuez, siendo lo habitual encontrarlo en torno a 20 o 22 cm aunque este modo me resulta demasiado impreciso pues una nuez pesada dará como arco de equilibrio ligero alguno que quizás presente mas inercia de giro que otros cuyo centro de gravedad esté mas alejado de la nuez.
  3. Por ultimo, a partir de la posicion de presa natural, con el arco mantenido a 45º sobre la horizontal y manteniendo algo menos de un minuto la posición para ver si el arco nos resulta dificil de mantener y empieza a “pesarle la punta” tras lo cual probaremos la inercia con pequeñas sacudidas, o levantando y bajando el dedo meñique para tantear cuan pesado nos resulta de frenar la caida y la vuelta a los 45º.
Arcos redondo y octogonal

Arcos redondo y octogonal

Ordenaremos así los arcos de Equilibrio menos a más desplazado hacia la punta, de modo que podamos comparar, por ejemplo, el más ligero del grupo de los pesados con el que mas desplazado tenga el equilibrio hacia la punta que serán los que mas se parezcan por si no nos gustan irnos desplazando en un sentido u otro para ir haciendo tanteos.

Tocaría hablar de ventajas y desventajas de un arco pesado o con equilibrio adelantado sobre uno ligero y viceversa, pero el artículo podría resultar interminable. Digamos que un arco ligero será ágil pero impreciso, con sonidos menos definidos pero menos ásperos, mientras que uno pesado debería ser preciso pero perezoso a la hora de los cambios de cuerdas y de ejecutar pasajes que requieran mezclar técnicas y arcadas.

Hasta ahora todas nuestras maniobras han ido encaminadas a hacer una eleccion mas o menos “sistemática” y de reducir el numero y ordenar según criterios de peso y equilibrio los arcos disponibles. A razón de que tuviéramos las ideas más claras o menos tendremos ahora un pequeño conjunto de arcos “de características homogéneas” o por el contrario de “características de lo mas dispares”

La prueba definitiva.

Todo esto ¿por qué? Parece el método de un sicópata elector de arcos, pero tiene una explicación muy lógica: elegir un arco de entre muchos puede ser muy difícil, elegir un arco entre tres o cuatro puede ser tan claro y fácil como distinguir la noche y el día. Nadie puede ayudarnos, es como la varita mágica de Harry Potter, el mejor arco para otro no tiene por qué ser el mejor arco para ti, así que lo mejor es trazarse un plan que te asegure de algún modo que acertarás con la elección.

Primera fase de la prueba definitiva.

Volvemos a la máxima… Medir es comparar, así que llegó la hora de tocar, arcos todos ellos con resina, y el primero que probamos y evaluamos es nuestro viejo arco. No busquemos para tocar un pasaje que nos requiera muchas habilidades técnicas, sino uno que tenga arcadas largas. Soltamos el viejo y tomamos el que a priori nos parezca el candidato definitivo. Ejecutamos el mismo pasaje y miramos varios aspectos… unos objetivos y otros subjetivos.

Lo primero en qué fijarse es en la correción del comportamiento del arco ¿colapsa, tiene tendencia al vuelco, le notas tendencia a desviarse acercándose a pontichelo o la contraria?

Lo siguiente el sonido ¿es lleno, es uniforme en toda la extensión de la arcada, notas tirones o rasgueos, cambios de peso, la respuesta al arranque es la misma en todos sus puntos? Comparado con tu viejo arco, ¿es más pesado, es más cómodo, de sonido más dulce? Y en definitiva ¿es mejor que tu viejo arco? Si la respuesta es no, descartaremos ese arco de inmediato para no volver nunca más… si nos parece mejor seguimos la prueba con otro arco y podemos intercalar de nuevo un recordatorio con tu arco viejo.

Con esto tenemos una primera evaluación “real” de los arcos seleccionados. Podemos descartar candidatos o añadir algunos de los que hubiésemos dejado al margen en el proceso selectivo inicial.

Ya podemos catalogar los arcos y ponerles incluso motes “el fuerte” “el pesado” pero si podemos destacar alguna característica vamos por el buen camino, si esta característica es buena podemos estar ante nuestro mejor aspirante pero, si es negativa, estamos ante un arco que deberá ser descartado.

La cuestion es que seas capaz de marcarles las diferencias, de conocerlos y distinguirlos para poder decidir si la primera preselección ha sido correcta o si por el contrario vas a dar prioridad a otras características que quizás antes descartaste.

Si hemos conseguido reducir a dos o tres el numero de favoritos tras esta prueba inicial pronto tendremos nuestro arco; si no, tendremos que revisar en qué ha fallado el proceso.

Segunda fase de la prueba definitiva.

Tocaremos de nuevo con nuestro viejo arco, en esta ocasión pasajes algo mas rápidos, y algo que nos obligue a realizar cambios de golpes y arcadas, que pase del spicatto al staccatto y de este al legato o al detache o el martele ¿cómo se comporta, ¿es ágil, hace responder a las cuerdas, te resulta pesado, es “rebotón y tembloroso”, cansa y te lo pone dificil, te agota? Si eso te lo hace el más ligero prueba ahora el mas pesado y repite los pasajes ¿en qué cambia, cansa más, pero suena mejor? ¿te pone dificil pasar de un golpe de arco a otro distinto? ¿te complica los cambios de cuerda?

Si en cada momento sabes cuál es el que te lo está poniendo difícil, sabrás elegir el siguiente candidato a comparar. Si no lo recuerdas bien, tendrás que agarrar otro arco al azar y rezar para que te sientas mejor con éste pero sin saber con certeza hacia donde buscar.

La cosa se resume en escoger el arco que tú quieres pero que sería difícil encontrar “de casualidad”. Con esta sistematización no vamos a decirte qué arco quieres “o debes querer” pero sí puedes analizar los aspectos objetivos que subjetivamente te muestran tu arco ideal. Así, si ves que este que te resulta más equilibrado y amable a la hora de tocar, es bastante menos pesado de punta que aquel otro que no te gustaba, puedes seguir probando en la dirección correcta y probar alguno que pese menos y otro que pese un poquito más, pero no eligiendo al azar por si “sonase la flauta” y acertases por mera suerte.

Elegir un arco propio no es un estado de ánimo, pero tampoco podemos hacerlo siguiendo única y exclusivamente parámetros objetivos ya que, aunque estos te ayuden a orientar tu búsqueda, será finalmente tu subjetividad la que te haga decidirte por tu arco ideal.