Los banjistas son gente maja. No sé por qué razón pero todos los que conozco suelen mostrar en todo momento una afable sonrisa y un buen humor unidos a un carácter tranquilo y bonachón. A menudo acompañan esta forma de ser con una propensión a hacer chistes malos, una incapacidad de enfadarse por nada, una gran modestia y a cierta tendencia a reírse de sí mismos. No es una casualidad que el humorista Steve Martin sea un consumado banjista.

Es decir, todo lo contrario a como es un violinista.

Pero si quieres ver a un banjista transformarse, no tienes más que tocar delante de él estas notas. Dueling banjos El efecto será inmediato: el banjista se pondrá tenso de repente, todos sus sentidos alerta, sus pupilas se dilatarán, su sonrisa adquirirá un aire diabólico, y notarás como esa relajada forma de ser desaparece y se transforma en algo más parecido a un macarrilla de barrio. Y es que acabas de desafiarle en un tema que para los banjistas es algo más una simple canción, es SU canción, y ningún banjista del mundo dejará de entrar al capote a esta invitación a un duelo por parte de guitarristas, violinistas o cualesquiera otros instrumentos.

El tema «Dueling Banjos» fue compuesto y publicado por Arthur «Guitar Boogie» Smith (banjo tenor) en 1955 junto a Don Reno (banjo de 5 cuerdas). En aquel entonces se denominaba «Feudin’ Banjos» (imagino que es una palabra de lenguaje popular) y estaba inspirada en el conocido «Yankee Doodle».

Esta es la versión original de la primera grabación:

Pero lo que verdaderamente popularizó este tema fue su inclusión en la película de John Boorman de 1971 «Deliverance», en una intensa y memorable escena. En esta película, cuatro urbanitas emprenden un viaje de fin de semana para ir a pescar a una inhóspita zona de los Montes Apalaches, pero lo que preveían como un relajante fin de semana de aventura rural se transformará en una pesadilla cuando se conviertan en objetivo de unos embrutecidos hillbillies locales que intentarán matarlos de forma salvaje.

En la escena que mencionaba, los cuatro excursionistas hacen una parada en una gasolinera para recabar información y ayuda. Entre la endogámica familia que regenta el destartalado establecimiento hay un muchacho autista sentado en el porche que solo parece relacionarse mediante un banjo. Al verlo, uno de los turistas —el actor y músico Ronny Cox— coge su guitarra y rasguea unas notas. El chaval parece reaccionar a la música y le responde con otras. En un tenso y lento diálogo in crescendo, ambos se baten en un frenético combate de solos que acaba ganando el chico. Todo parece haber acabado bien y entre risas pero cuando el guitarrista intenta estrechar la mano al chico para felicitarle por su victoria, él se la rechaza con gesto adusto y mira para otro lado, en un anticlimax que profetiza lo que está por venir.

Como curiosidad, el chico que interpreta al banjista no tiene ningún problema de autismo ni deficiencia, simplemente lo escogieron por su aspecto, que acentuaron con maquillaje y peluquería. Era un chico de 15 años de la zona que tampoco sabía tocar el banjo por lo que, en las escenas en las que se le ve más de cerca, se tuvo que sentar sobre las piernas de un músico local llamado Mike Addis que es quién verdaderamente mueve las manos, pero está rodado desde un ángulo donde el músico no es visible y sus brazos parecen que son los del chico. La escena fue montada posteriormente superponiendo el tema grabado en estudio.

La música que realmente suena fue grabada por el banjista Eric Weissberg y el guitarrista Steve Mandell y, debido a la película, tuvo tal impacto que estuvo en segunda posición durante cuatro semanas en las listas de 1973. En cuanto a Arthur Smith, el autor de la canción, tras ver el éxito de la banda sonora y comprobar que ni siquiera se le mencionaba en los créditos ni de la película ni del disco, interpuso una demanda, la ganó y consiguió cobrar los ingresos por royalties que le correspondían.

Desde entonces este sencillo y resultón tema se ha vuelto inmensamente popular en toda jam en la que se incluya un banjista.

Sea cual sea tu instrumento, toca las primeras notas y comprueba como el banjista se vuelve loco. Para los fiddlers también es un tema muy recurrente y resultón. La primera parte sólo tiene dos acordes, Sol y Do, (Sol-sol-sol-Do-Sooool) y va haciendo frases sencillas basadas en ellos. Cuando se acelera se introduce el acorde de Re, y ahí es cuando ya debemos desbarrar, mirar burlonamente al banjista y empezar el vacile. Aquí vale todo tipo de bromas y burlas. Puedes empezar haciendo como que no te sabes la canción, meter trozos de otras canciones totalmente diferentes, hacer improvisaciones jazz, o lo que se te ocurra, pero siempre retando al otro aunque con buen rollo, que no queremos enfadarnos. Y terminamos los dos a la vez entre risas y la envidia del resto de músicos.

Aquí un buen ejemplo de típico ambiente «Dueling banjos».

Y amigos este tema ha llegado a la modernidad gracias al videojuego Fortnite, donde puedes hacer bailar a tu personaje al ritmo de Dueling Banjos (aunque aquí lo han llamado, no sé por qué razón «Hootenanny»):

También David Garrett le ha hincado el diente a Dueling Banjos, aunque su versión tiene más de gipsy que de hillbillie, que me perdonen sus fans porque, aunque toca muy bien, le falta la rusticidad del fiddle.

¿Quieres una partitura? Lo siento mucho pero este tema mejor se aprende a oreja limpia y cada uno se busca la vida intentando imitar a otros, creando sus propios licks y riffs, y escuchando todas las versiones que puedas. Y por supuesto intentando reproducir todo lo que haga el del banjo.

Así que ya sabes, la próxima vez que te encuentres con un banjista… Sol-sol-sol-Do-Solllllllll.

 

Referencia: https://www.ruta66.es/2017/12/articulos/la-historia-detras-de-la-escena-dueling-banjos-en-la-pelicula-defensa/