Hay una estrategia de marketing que consiste en hacer todo lo contrario de lo habitual en ventas: en vez de facilitar el acceso a los productos, dificultarlo; en vez de promocionar, ocultar.

Esta técnica aparentemente contraproducente persigue un objetivo: dotar de exclusividad y misterio a un producto o marca para hacerlo más atractivo.

Y es que los humanos somos así, nos atrae más lo que no podemos conseguir, mientras que lo fácil y cercano nos parece de menor valor.

Así, ese local con un portero en la puerta que impide la entrada a casi todos, ese otro ubicado en una calle pequeña y escondida de difícil acceso, aquel al que iba yo de zagal, dedicado a las actuaciones de magia en el que había que dar una contraseña en la puerta, esa aplicación a la que sólo se puede acceder por invitación, ese club en el que hay que hay que cumplir unos estrictos requisitos… se hacen desear, se hacen los interesantes, como esa persona que te ignora y aparenta no conocer siquiera tu existencia.

Hablo de todo esto porque no estoy seguro si éste es uno de esos casos. Y es que hay un modelo de cuerdas de violín que no se puede comprar de forma normal en una tienda porque la empresa que las produce ha decidido acogerlas a un «Luthier exclusivity program» que restringe mucho su comercialización. ¿Pero qué significa esta etiqueta?

Pues que no se permite su venta fuera de los establecimientos de luthería que los vendan en persona. Es decir, no los podréis comprar online, al menos no del modo habitual. Veamos la explicación de la casa Warchal:

Hay varias razones por las que decidimos vender Timbre sólo a través de luthiers: Timbre es el mejor producto que hemos diseñado hasta ahora. Nos gustaría estar seguros de que se montará correctamente. Si no está seguro de su configuración o de cómo instalar las cuerdas sin dañarlas, puede utilizar el servicio de instalación gratuito.

En lugar de buscar cuerdas online, le sugerimos que pase unos minutos en un taller de fabricación de violines. Incluso el ambiente y el olor son inspiradores. Encontrará consejos útiles sobre cómo elegir cuerdas que se adapten a sus preferencias tonales y de interpretación y, al mismo tiempo, podrá comprobar brevemente su instrumento.

Las cuerdas Timbre entregadas a los luthiers nunca han sido enrolladas para que puedas disfrutarlas en su óptima calidad.

Hay varios puntos que no son del todo ciertos en estas afirmaciones: las cuerdas Timbre que yo pude obtener sí venían enrrolladas en el sobrecito habitual. Y realmente no creo que a estas alturas cambiar unas cuerdas sea una tarea tan delicada como para requerir un luthier. En cuanto a los olores y ambiente inspirador del taller de luthier… enfín, es difícil contradecir algo así.

Pero vaya, conseguí un juego gracias a los amigos de Luthier Vidal, excelentes profesionales que me las recomendaron comentando que era una lástima que fueran tan poco conocidas por sus restricciones de distribución de venta.

Así, llevo ya unas semanas con ellas, tiempo suficiente para que se hayan asentado sus cualidades y pueda dar algunas impresiones.

Lo primero comentar que las Warchal Timbre utilizan en la cuerda Mi el mismo sistema patentado que sus hermanas Warchal Amber, una torsión en muelle de la cuerda mediante la cual buscan dar calidez y, sobre todo, evitar el frecuente problema del silbido al cambiar de cuerda, y a fe mía que es un sistema que funciona.

cuerda enrrollada

Más de uno ha devuelto sus cuerdas compradas pensando que esto era un defecto.

Otra particularidad de la que presume este modelo es la rapidez de estabilización de la afinación, por la cual nos prometen un rápido asentamiento de la afinación mediante un corto periodo de rodaje de solo doce minutos. Este sorprendentemente corto trámite es en mi experiencia demasiado optimista, aunque en su defensa recomiendan en el tiempo de ajuste unos golpes de arco que llegan hasta el fortísimo muy cerca del puente y que probablemente yo no me atreví a ejecutar con la brutalidad recomendada. Es decir, hay una estabilización más o menos rápida pero no vas a dejar de tener que afinar constantemente el día que las montes.

¿Y cómo es el sonido?

Pues a partir de aquí ya hay que tomar con pinzas mis impresiones porque no son más que eso, impresiones en función de mi experiencia concreta.

Y es que tenemos muchos condicionantes a la hora de valorar unas cuerdas recién estrenadas. Si las que portábamos hasta ahora habían sobrepasado su tiempo de uso recomendado, habiendo perdido brillo, potencia y matices, cualquier nuevo juego que probemos nos sorprenderá destacando en estos frentes.

Warchal afirma que su modelo Timbre es la mejor cuerda que ha producido nunca y que se inspira para su sonido y respuesta de las cuerdas tradicionales de tripa pero obteniendo una mejor estabilidad y proyección.

Debo decir que, por el tipo de música que suelo tocar, no he probado cuerdas tradicionales de tripa en mi violín. Sin embargo sí que he probado algunos modelos sintéticos que también buscaban reproducir esa riqueza y calidez de sonido. Pero en el caso de las Timbre yo no las asemejaría a las cuerdas de tripa, porque realmente destacan en mi violín por un brillo y fuerza muy destacados, no diría que al nivel de las Evah Pirazzi, pero un poco debajo de esa línea.

La cuerda Mi tiene un sonido muy equilibrado y es muy disfrutable de tocar, así como la cuerda Sol, que quizás sería a la que más riqueza y profundidad le he encontrado, la que más habría encontrado ese objetivo de sonido «de tripa».

Por su parte he notado el Re y el La brillantes y potentes, con un sonido casi metálico y como con una suave textura cristalina que las hace destacar. Me sorprendió al principio y estuve esperando si desaparecía esa sensación pero, aunque se atenuó un poco con los días, siguen teniendo esa fuerza en el brillo que parece estar buscando un solista que le saque provecho.

Y hasta aquí mi experiencia durante unas semanas con estas huidizas cuerdas. Si habéis probado las Amber y os gustan, podríamos decir que estas serían una versión vitaminada en algunos aspectos (en precio entre ellos) y podrían encajaros bien.

Pero como bien sabéis cada instrumento y cada instrumentista es un mundo diferente de modo que hasta que no se prueba no podemos prever con seguridad cómo encajarán las cuerdas. Sólo la experiencia y la constante probatura consiguen que nos acerquemos a ese sonido que soñamos. Hay personas que tienen ya definidas sus cuerdas favoritas, con las que se sienten a gusto y ya no cambian nunca. En mi caso particular, no puedo dejar de sentir curiosidad por probar y probar sonidos, como ese gourmet que busca sin cesar restaurantes para experimentar sabores y olores que lo sorprendan y emocionen.

Buscadlas en vuestro comercio de confianza (no las busquéis online).

Y por último, dejar constancia de mi agradecimiento a Luthier Vidal por descubrírmelas y por su apoyo incansable a Deviolines.